La Sagrada Cena de Cáceres pierde así a su gran referente, autor no solo del misterio y de la Dolorosa sino también diseñador de gran parte de los enseres y patrimonio de la Hermandad.
Con él, podemos considerar que se produjo el gran cambio en la Semana Santa cacereña con sus obras neobarrocas, así como las de su hijo Dubé Verdugo para la Hermandad del Vivero. También el Señor de la Salud, de Rafael Martín Hernández, discípulo de Dubé, también bebe de esa influencia.
En definitiva, uno de los grandes artífices de la semana Santa cacereña de finales del siglo XX y principios del XXI marcha ya al lado del Señor de la Eucaristía y su Madre Santísima del Sagrario. Descanse en Paz, gracias por tanto Don Antonio.
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