La Virgen de la Montaña se da un baño de masas en una bajada histórica


El pueblo de Cáceres por fin pudo recibir anoche a su Madre sin mascarillas que impidieran mostrarle su cariño y fervor con derroche. Todo se desarrolló en una tarde que fue de menos a más, en la que el calor hizo mella en los hermanos y hermanas de carga y en los fieles que quizás estuvieron más perezosos que otros años a la hora de subir al Santuario, conocedores de la larga travesía que sería la procesión de bajada y de que gran parte de los mejores momentos se viven en el centro. Además contaban con la retransmisión de TuSemanaSanta.com que no faltó a su cita y emitió las seis horas de procesión completas en un esfuerzo mayúsculo de sus tres componentes más otra más desde la distancia. No faltaron eso si algunas infatigables como Felisa Rodríguez, que volvió a acompañar los inicios de la procesión liderando los cantos, o varias mujeres vestidas de refajo que desde la salida de la procesión empezaron a recoger en sus cestas flores para la Virgen, así como algunos niños que se van incorporando a las filas de hermanos y a los estandartes de la Cofradía.

La procesión se inició con cinco minutos de adelanto, algo que nos cogió de sorpresa al equipo de TuSemanaSanta, pues estábamos apurando al máximo el inicio para poder completar las 6 horas de retransmisión con el arsenal de baterías que portábamos. Con el manto 49 de tisu de plata con bordados de oro a realce que le regalara la ciudad en sus bodas de plata de coronación (el año que viene tendrá lugar el centenario), comenzó el descenso la Patrona totalmente rodeada de fieles, que sin ser de forma masiva, si que eran más que suficiente para llevarla sobre un mar de cabezas cargadas de fe e ilusión por el día más importante del año en la ciudad. Como siempre, algunas fincas tenían preparada agua para todos ellos en ese descenso, algo que desde luego salvó a mucha gente de sufrir más de la cuenta e incluso de algún golpe de calor. Justo tras encarar la Virgen los Hospitales San Pedro de Alcántara y Universitario, se dio la única incidencia de la tarde con una ambulancia de DYA que atendió a una persona que se encontraba indispuesta pero que gracias a esta rápida atención se recuperó rápidamente.

Continuó la procesión llegando inmediatamente al Amparo, donde la Virgen fue recibida con cariño por la Hermandad del Martes Santo, con su Cristo colocado frente a la puerta para mirar cara a cara a la Señora, y con una emotiva declamación de Marilar León en recuerdo de César García. 

Posteriormente pasó el puente la Santísima Virgen haciéndose el silencio a su paso por el mismo, único momento en el que sucedió porque a partir de ahí ya los vivas no pararon hasta la llegada a la Concatedral. En San Marquino, se incorporaron las niñas guiadoras con sus bailes que dan extensión a las andas de plata de la Virgen como si de una ofrenda en forma de vuelo de manto a sus pies se trataran. Concejo, como siempre, a reventar, con los cacereños abarrotando cada rincón. El Obispo Monseñor Pulido Arriero, rodeado de toda la curia que destacaba por su ropaje púrpura, agradecía prácticamente uno por uno a los hermanos que veía por traer a la Virgen a la Ciudad. También la esperaba el Presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, numerosas autoridades civiles, policiales y militares, la mayoría de partidos políticos y corporación municipal y por supuesto, por fin, el Alcalde Luis Salaya, que por unas (pandemia) o por otras (sufrió el covid en la bajada del año pasado), no había podido recibir y entregar el bastón de mando a la Santísima Virgen, algo que desde luego le ilusionaba mucho y que por fin ha podido cumplir. 

Se interpretaron los acordes del Himno Nacional y la Virgen esperó paciente a que avanzara el cortejo ante la multitud para iniciar la subida acompañada musicalmente, por delante, por la Banda Municipal y por detrás por la Banda de la Diputación que inició su participación con la marcha Triana de Esperanza, para continuar la subida con Macarena de Abel Moreno. La formación del Ayuntamiento, por su parte, optó por Coronación de la Macarena. En este instante, la Virgen se rodeó por fin de su pueblo enfervorecido, liberado de ataduras, del mal, de la enfermedad y de las mascarillas, y con la vista solo en Ella, colmándola de agradecimientos y de peticiones, de sonrisas pícaras a su mirada y de lágrimas que recorrían mejillas emocionadas, de labios de los que se escapaban guapas y vivas que habían estado atrapados en los cuerpos por meses, años... Y entre esta marea los hermanos y hermanas de carga avanzaban como podían, ya sin el calor del sol sino del público. El coro del Humilladero la agasajaba con sus cantos en la subida y rendía su estandarte mientras los corazones, se preparaban para el primer momentazo de la noche. Golpes de horquilla acompasaban los latidos mientras la Virgen subía las complicadas escaleras de acceso a Caleros, que engalanada hasta los techos, la aguardaba. Y por fin sonó el redoble, y tras el baile de los hermanos aun tenía eco en algunas devotas que querían aun más. 

Dos vecinas de la calle, daban cuenta a la Señora del esfuerzo y la ilusión por recibirla, no solo con la decoración de banderas y mantones de manila como cada año, su hermana de honor, su calle, había querido soñar con ella desde hace meses preparándole cientos de flores de papel y una muestra de ellas se ofrendó sobre sus andas, junto a un ramo de flores naturales. Continuó por Caleros la Señora, gracias al trabajo incansable de ARA, que tenían que lidiar con las personas que se colocaban en las estrecheces y explicarles que las andas pasan a escasos centímetros de las fachadas, imposibilitando presenciar a la Virgen desde esos puntos, por mucho tiempo que llevaran esperándola desde ellos.

Al llegar al Vaquero, en reformas, el Coro del Padre Gianni Vettori la cantó como siempre para hacerla sentir como en casa, porque la Madre llega a su casa y sus hijos la reciben desbordantes de alegría y con la devoción en sus miradas. No cesaron ni un momento de tirar pétalos de rosa desde las pequeñas ventanas de las casas de esta calle, fresquitas si, pero reducidas para que sean las pequeñas manos de los niños las que puedan lanzar esa ofrenda. Cuando ya Caleros se iba acabando, sonó Morenita de la Montaña por parte de la Banda de la Diputación, alargándola así con música e intentando impedir que se acabara, pero solo dando continuidad a la sucesión de momentazos que se venían dando en cada punto. La Asociación de Amas de Casa fue la despedida de Caleros a la Virgen de la Montaña, conmoviendo a los presentes que se casi llenaban de arriba a abajo la calle del Maestre, muy cercana a la calle que el lleva nombre de la Patrona por cierto.

Ya en Santiago, los Scouts de Sant Yago cumplían el XXV Aniversario recibiendo a la Santísima Virgen, siendo este otro momento insustituible de la bajada. En una sucesión de recepciones, lo hacían también las Cofradías del Nazareno, con el estandarte antiguo restaurado, Guadalupe del Vaquero, con un precioso nuevo estandarte y Sagrada Cena, donde el Obispo paró para incensar y bendecir tanto a los hermanos de la Sacramental como a la Santísima Virgen. En este punto, la noche se va abriendo paso y pero la Virgen se ilumina con unos tonos dorados que la hacen todavía más cercana y entrañable, especialmente a los pies de la torre del templo del Nazareno. De nuevo ARA, en Camberos, organizando al público para que la Señora pudiera seguir abriéndose paso.

Y por fin, en el Duque, o cuatro esquinas como le llaman los cacereños, con media calle zapatería derruida por las obras del Palacio de Godoy, pensando muchos que no luciría la tuna como es habitual por estar todo medio "empantanado", comenzó a escucharse el tradicional canto de la tuna, que aunque se suela denominar de magisterio está compuesta por tunos de varias facultades y cuyo protagonismo fue ayer, especialmente de Veterinaria, que le entregó su beca con un ramo de flores en su 40 aniversario. Sinceramente, personalmente, fue el momento cumbre de la noche, porque fue el compendio de todo lo acontecido, de todo ese fervor que expresó la ciudad de principio a fin, pero que en este punto entró en efervescencia por todo lo alto. Todo el público allí congregado, que llenaba no solo la Plaza del Duque sino también Zapatería, Gabriel y Galán y parte de Sancti Spíritu, al menos hasta donde alcanzaba la vista, estaba completamente entregado a Ella, como hacía tiempos que ya ni se recuerdan. Le cantaron la Aurora, el redoble y como si no quisieran que se fuera, la amarraron con Clavelitos impidiendo prácticamente que el paso andara sin sujetarlo más que con sus voces y cantos y la Virgen, por su parte, se desprendió del bastón de mando, porque no lo necesitaba, acababa de demostrar que Ella es Reina y Soberana, que ella por su misma sublima el apoteosis, que Ella lo llena todo con su gracia, que María Santísima es puente de oro entre nosotros y Dios.  

Y así, colmados de gozo, entramos en la Plaza Mayor abarrotada hasta la bandera como en sus mejores recuerdos, con las niñas guiadoras haciendo su baile principal, con la voz de Tamara cantándole el Ave María, con la Virgen caminando sobre un manto de romero que llegaba desde Concejo hasta el corazón de la ciudad, tomando un ramillete y suspirándolo a los pies de bujaco. Turno aquí de la corporación municipal y autoridades que portaron a la Virgen con respeto y emoción y que salieron de sus varales bendecidos para las elecciones venideras del 28 de mayo, con una sonrisa de oreja a oreja, con ese aura y ese halo de esperanza que solo da Ella. Siguió a este momento la interpretación de varias marchas por parte de la Banda del Humilladero, que este año lucía más si cabe con esas gorras y con ese casi centenar de músicos cuyo mejor premio del año es este encuentro con la Madre de los Cacereños, esa que ven desde su casa del Espíritu Santo antes de empezar cada ensayo en la lejanía de su Santuario.

Con la fachada del ayuntamiento iluminada de azul (color de la cofradía) en honor a la Santísima Virgen, se colocó bajo el arco principal. Se había escuchado por el camino que el redoble había preparado mejor este año su baile ante la patrona, de una forma más visible que en la ocasión anterior y así fue. Una vez todo en su sitio, ocuparon la explanada frente al ayuntamiento y le ofrecieron un precioso baile que además, creo que pudimos captar muy bien desde dos posiciones diferentes de nuestras cámaras, una en altura y otra con plano general del baile y la fachada. 

Debido a lo avanzado de la noche, los discursos del Mayordomo, Alcalde y Obispo se redujeron al máximo y con el canto de la Salve dio comienzo la parte final del recorrido, más íntimo, sin aglomeraciones pero con momentos que guardan esencias, como cuando la sombra de la Virgen empieza a acariciar la muralla del adarve o cuando el arco la enmarca con esos tonos pardos, la luz blanca de la estrella y con el contraste de sus tonos dorados. Sonó Jerusalén en este punto. Ya en la Plaza de Santa María, el Coro Rociero y la Banda del Ayuntamiento interpretaron una adaptación de Pureza Marinera con la que ambas formaciones rezaron a la Virgen con las torres de Santa María y Preciosa Sangre como testigos. Por fin en el interior del templo, tras 6 horas tan duras como gozosas, satisfechos, la recibimos con vivas y con sentimientos encontrados, pidiéndole muchas tardes más tan inolvidables como esta. Antes de dar por finalizada la procesión, la Virgen se hizo de rogar un poco en ese momento mágico en el que vuelve la cara hacia la bancada abarrotada de fieles, quedándose frente a nuestra cámara lateral por instantes eternos en otro momento especialísimo para nosotros, justo antes de dirigir su mirada por fin hacia la nave central de Santa María para escuchar la Salve Regina, el salúdote y su himno poniendo, ahora si, fin a una de las mejores noches que se recuerdan en nuestra ciudad. Gracias, Montaña. 

TuSemanaSanta

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